viernes, 24 de junio de 2011

Él nunca lo haría

     Esta frase tan conocida me va a  servir como punto de partida para tratar un tema que me preocupa sobremanera, especialmente ahora que damos la bienvenida al verano con todo lo que acarrea para los animales... entre otras lacras, su abandono.


     Atrás quedaron las risas y las emociones que hubieron en el hogar cuando en Navidad se decidió ampliar la familia con un nuevo miembro. Ese chiquitín, convertido en el centro de atención de la casa y que tanta gracia nos hacía con sus torpes pasos y sus constantes lengüetazos de cariño, ha ido convirtiéndose poco a poco en una molestia constante,  ahora muerde los sofás (es juguetón y hay que enseñarle), se hace sus necesidades en una esquina (hay que acostumbrarlo, con paciencia, a que las haga en un lugar determinado), huele a perro (lógicamente, porque lo es), suelta pelos (nosotros también) y en la casa empieza a aparecer la "idea" de desembarazarse del capricho. Y digo capricho porque la gente vacía, carente de valores y de escaso nivel moral nunca lo ha visto de otra manera. La llegada del verano, con las consabidas vacaciones, es caldo de cultivo propicio para precipitar la decisión... hay que deshacerse de él.
     Mientras tanto, nuestro inocente amiguito, ha ido notando un cambio en la conducta de los que le rodean, de hecho ya no recibe tantas caricias, es apartado constantemente cuando se acerca alegramente a saludar a alguien... y ¿qué pasó con lo de jugar? ahora ya nadie juega con él y ese cariño que antes sentía ha desaparecido.
     Un buen día, el protagonista de esta historia nota un especial revuelo a su alrededor, la familia está azorada yendo de un lado para otro de la casa y bajando cosas al coche... ¿qué pasará? Siente una gran algarabía en los que le rodean, todo el mundo está contento... ¡magnífico!, lo pasaremos bien hoy. Es llevado en volandas hasta el vehículo y se sienta sobre el regazo de su amigo humano. Toda la familia lo mira y lo acaricia... vaya día que me espera, esto promete, piensa nuestro can.
     El viaje parece que se está haciendo largo pero por fin paran en un lugar (en medio de ningún sitio) que no conozco de nada ,piensa nuestro perrito. Y por qué me bajan aquí, ¿acaso querrán jugar conmigo a tirarme la pelota? Nuestro amigo es llevado un trecho hacia dentro del desértico campo que se extiende como un inmenso mar de soledad. Apenas sin tiempo para reaccionar ve alejarse con paso ligero a su "amigo" que se introduce presto en el coche y éste arranca rápidamente alejándose con enorme celeridad. El perrito, un tanto desorientado, echa a correr tras el vehículo pero lo único que consigue atisbar es un punto oscuro que cada vez se va haciendo más pequeño en el horizonte. Será un nuevo juego, barrunta nuestro pequeñín, creo que ahora volverán a buscarme....
     Van transcurriendo las horas lentamente, el sol es implacable justiciero y el calor ahoga, la sed se va adueñando del perro y la desorientación es más que patente. Un miedo incipiente comienza a hacer mella en él, aturdido va dando tumbos de un lado para otro sin reconocer absolutamente nada y en su interior la sensación de que algo va mal empieza a tomar cuerpo.
      El día da paso a la noche... ahora no se ve nada  y unos sonidos muy extraños aterrorizan a nuestro desdichado amigo que se acurruca junto a una piedra muy quitecito para no llamar la atención... ¿dónde está mi familia?
     Ya han pasado varios días desde aquel fatídico instante en que se quedó atrapado en un mundo que no conoce, un mundo hostil y peligroso que no le da tregua. Está muy hambriento y terriblemente cansado, pero la sed, sobre todo la sed es lo más horrible de todo. Va caminando sin rumbo fijo, todo es extraño e incomprensible, tiene miedo... ¡Qué sed tengo!.
     Hoy casi no me tengo en pie, mis ojos prácticamente no ven, mi lengua está agrietada por la sed y casi no soy consciente de lo que hay a mi alrededor... ¿dónde está mi familia?
     Parece que camino sobre algo negro con una raya en el centro... pero no estoy seguro y también tengo la sensación de que escucho un ruido que se va haciendo cada vez más fuerte, más próximo, ¿lo estaré imaginando? a lo mejor es mi familia que ha vuelto para recogerme. Sí, parece que algo grande se acerca con mucha rapidez y viene de frente... ¿serán ellos?


     Todos podemos imaginarnos el triste final de esta historia. Desgraciadamente muchos de los abandonos terminan de esta trágica manera u otras igualmente horribles. Y yo me pregunto ¿cómo es posible que una "persona" sea capaz de semejante acto de barbarie? Esos sentimientos tan cacareados como "humanos", ¿dónde se hallan? El perro, es sin lugar a dudas, el animal capaz de sentir mayor amor por un ser humano. Su entrega es total y sincera y su fidelidad no tiene límite, ejemplos como el de Hachi en Tokyo, el de Canelo en Cádiz, el de Clara en el cementerio de Safed en Israel o los de  Lobito y Ovejero en Argentina son simplemente una punta de lanza de infinidad de casos más anónimos pero con idéntico sentimiento. Un perro es un animal noble que no necesita caprichos ni comida exquisita, no nos va a exigir absolutamente nada, tan solo un poquito de atención y cariño, a cambio su lealtad, su amor y su devoción serán totales, ¿se puede pedir más a cambio de tan poco?.
     Os dejo aquí la historia de Fido, un perro italiano de Borgo San Lorenzo de corazón noble (como todos) y fidelidad absoluta hacia su amigo. Me negaré siempre a decir "su amo" o "su dueño", para mí son amigos, compañeros y como tales serán libres hasta su último día.

    
     En un pueblito italiano a finales de la década de 1930 había un joven de nombre Luigi quien adoptó y crió un perrito mestizo bautizado “Fido”. Cada mañana Fido acompañaba a su amo a la estación de ferrocarril situada a unos 2 Km. del hogar.
     El joven trabajaba en carpintería en una pequeña ciudad de la zona y para desplazase tenía que tomar el tren todas las mañanas, regresando a su pueblito a las 5.30 todas las tardes. Allí estaba Fido esperando a Luigi ,día tras día.
     Después de expresar con brincos y ladridos la alegría del encuentro con su amigo, Fido daba unas carreritas y saltaba en el monte todo contento, hasta llegar a casa. Esa rutina diaria fue interrumpida bruscamente cuando Luigi fue reclutado en el ejército y enviado al frente ruso en 1943. La interrupción fue para Luigi pero no para Fido quien ya no iba por las mañanas pero si se presentaba puntualmente todas las tardes en la estación del tren ,esperando el regreso de su querido  compañero.
     Fido oía de lejos apenas perceptible, el ruido de la locomotora. Todo tenso y esperanzado veía al tren pararse en la estación. Entonces iba de vagón en vagón, moviendo su colita y husmeando las escaleritas y los pasajeros que bajaban para identificar alguna huella de su  amigo. El tren se marchaba y la gente también. Después de esperar un ratito mas, Fido, triste y abatido con la cabeza baja y la cola entre las piernas ,regresaba solitario a su casa donde los padres de Luigi aún albergaban una chispa de esperanza de volver a ver vivo a su hijo amado . . . Luigi nunca volvió. Fue una víctima mas de la Segunda Guerra Mundial que mató decenas de miles de seres, algunos pecadores y criminales pero la gran mayoría, inocentes.
     Los meses y años pasaban. A principios de los 50, Fido tenía dificultades para desplazarse; no pudo escapar a los achaques de la vejez, tenía artritis. Sin embargo, no perdía esperanzas. A pesar de los dolores para movilizarse y las fuerzas que le mermaban cada vez más, él seguía con su rutina convencido del regreso de su compañero. El trecho de camino que hacía antes con ligereza en 15 minutos, tardaba ahora 2 horas, llegando a casa completamente agotado.
    Fue una tarde de invierno con fuerte viento y nevada. Fido dio sus últimos pasos sobre el blanco camino, se tambaleó y su noble corazón dejo de latir . . .
     Al día siguiente encontraron su pobre cuerpecito congelado y cubierto de nieve. Todo el pueblo lo conocía, todos lo lloraron, todos lo  habían visto hacer sus caminatas infructuosas y sabían lo que Fido buscaba desesperadamente. No fue difícil convencer a esa gente modesta y buena de colaborar en la construcción de una estatua dedicada a la memoria de Fido (la podéis ver en la foto del encabezamiento de la publicación), situada hoy en día al lado de la misma estación de ferrocarril que éste visitaba día tras día durante toda su vida.
     El epitafio: “Un ejemplo para todos los humanos de lo que es la máxima expresión del AMOR Y FIDELIDAD “.




2 comentarios:

  1. Siempre que viajo, al parar en una gasolinera, me acuerdo de ese perro. Estaba hecho un "rosquito" y me extrañó porque el calor era sofocante y reconozco que mientras me acercaba pensé: "no, por favor, no me hagas esto"...le di agua y comida, pero no quiso. En realidad ya no podía ni moverse de modo que mientras pensaba qué podía hacer yo, murió. Seguidamente para espanto de los que allí estaban lo metí en el coche y me lo llevé con la intención de dejarlo en un sitio más bonito. Así lo hice y al depedirme deseé con todas mis fuerzas que el causante de semejante vileza sufriera todos los males del universo ETERNAMENTE.
    Y con el único propósito de encontrar consuelo después de leer este artículo, memorizo sin esfuerzo los nombres de INDIA FIONA BOURBON MASTRANGA BOLA PINKY ... LILI ...y usándolos como hilo conductor puedo evocar toda clase de sensaciones y recreándome en ellas, recordar con claridad por que lugar paseaba, a qué jugaba, en qué colegio o instituto estudiaba, a qué jugaba, con qué soñaba o por quién suspiraba...Y siento alivio al tener la seguridad de que todos esos nombres pertenecieron y pertenecen a perros FELICES. M.I.

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  2. TODA LA GENTE KE ABANDONA ANIMALES SE MERECE LO PEOR,KE POCO CORAZÓN Y KE POCO PERSONAS SABIENDO KE LE SENTENCIAS A UNA MUERTE CASI SEGURA

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