lunes, 25 de julio de 2011

Mamá, papá... NO me llevéis al circo

     Desde que era un niño he oído repetir hasta la saciedad, como seguramente la mayor parte de vosotros, esta leyenda: "El circo es el mayor espectáculo del mundo". Se nos ha presentado siempre como un mundo de diversión, fantasía e ilusión donde todos eran felices y la risa constituía un patrimonio universal. Hoy, por desgracia, traigo un mensaje diametralmente opuesto y sustituiría en dicha leyenda la palabra "espectáculo" por otra más real y adecuada, la de "esperpento". Voy a explicar el porqué.
     Un circo constituye una auténtica casa de los horrores, en su interior se hacinan decenas de animales esclavizados y maltratados. La mayoría de la gente NO es consciente, o no quiere serlo, de los aspectos inmorales, violentos y de explotación continuada que se dan en este negocio. Hacer reír a un niño es una actitud loable, sin embargo torturar animales para conseguir este fin es verdaderamente despreciable. Ver elefantes encadenados, a leones y tigres golpeados con látigos u osos amedrentados con barras de hierro es la mentira hipócrita que nos venden los circos cuando proclaman que son lugares de esparcimiento y diversión orientados para toda la familia.
     Tenemos que entender que estamos hablando de seres salvajes y como tales, nacidos bajo la condición de libres, constituyendo la única forma posible de "domesticar" a estas criaturas la brutalidad y violencia extremas. Debemos aceptar que estas majestuosas criaturas tienen entre una de sus características principales el orgullo, dicho lo cual, ¿cómo podemos llegar a plantearnos ni tan siquiera por un instante que puedan aceptar el realizar una sarta de trucos estúpidos y absurdos para el público? Todo tipo de bestialidades son utilizadas para obligarlos a obedecer a su entrenador y aprender los números; garrotazos, palos, golpes, privarles de agua o comida son tácticas habituales empleadas por los cuidadores en su afán de doblegar la voluntad del animal. Trabajan con MIEDO. Sinceramente, a mí me parece patético y del todo detestable exhibir a un grupo de animales adiestrados.
     Jamás he visto en los famosos documentales de la 2 que saliesen elefantes por las selvas de Tanzania o en Asia vestidos de lentejuelas haciendo ridículos equilibrios a una pata sobre un minúsculo pedestal, como tampoco he visto nunca a los leones o tigres de Namibia ocupando su tiempo libre en saltar entre aros de metal bañados en fuego, así como no me he apercibido de ver osos montados sobre triciclos descendiendo vertiginosamente por las Montañas Rocosas...  no los he visto por la sencilla razón de que los animales no hacen estas tonterías en la naturaleza.
     Antes de proseguir quiero puntualizar una cosa, este artículo no está en contra del circo como tal, sino de la utilización y explotación de animales en el mismo. NO se puede consentir la vejación y esclavitud de otras especies, de ninguna especie, con fines lucrativos.
    Lo que consiguen los circos con su forma de proceder es rebajar a los animales a una caricatura de si mismos, perpetuando de esta forma una visión distorsionada de ellos que no contribuye, precisamente, a modificar la actitud de la gente en general a la hora de abanderar un comportamiento de armonía y respeto.
     Viven constantemente hacinados en compartimentos y jaulas que les restan cualquier tipo de movilidad lo que les provoca lesiones con suma facilidad. Tampoco pueden lograr mantenerse sanos y tranquilos debido a los constantes viajes que deben de realizar de un lado para otro; se han registrado numerosas muertes de estos esclavos consentidos, especialmente en verano, a consecuencia de las elevadas temperaturas que han de soportar. Evidentemente viajan sin aire acondicionado, a oscuras y envueltos entre sus propios excrementos. No es inusual certificar muertes de crías de elefante o de cualquier otra especie debido al calor o a infecciones gastrointestinales.
     Si a esto le añadimos que cada vez que llegan a un punto de destino, para "desperezarlos", aumentan considerablemente sobre ellos los abusos tanto físicos como psicológicos, tenemos el caldo de cultivo perfecto para que los animales empiecen a mostrar algún tipo de comportamiento neurótico. El confinamiento permanente conjuntamente con varios días de dominación autoritaria, desemboca en tristes casos de neurosis como por ejemplo la del elefante rotando la cabeza con movimientos circulares constantes o tigres y leones dando vueltas convulsivamente sin parar de un lado a otro de la jaula u osos mordiendo desesperadamente los barrotes de su prisión. Pero lo más aberrante de todo, lo más cruelmente cínico de esta situación es que los propietarios de los circos aducen que el tratamiento para con estos seres explotados hasta la muerte "está dentro de la política de los derechos con los animales"... Esperpéntico. 
     Quiero volver a insistir a través de esta publicación que los circos son empresas cuyo negocio es la deplorable esclavitud de los animales. Se ganan la vida vergonzosamente bajo el auspicio de la miseria más ubérrima y el sufrimiento más execrable al que son sometidos seres de carne y hueso con sentimientos, que son conscientes de sí mismos y del medio que les rodea, como cualquiera de nosotros. NO todo son risas en un circo. Hay algo que todos, absolutamente todos debemos de tener muy claro... los animales NO pertenecen a estos despreciables empresarios, pertenencen a la naturaleza. 
     Os quiero dejar un pequeño relato de mi cosecha que no ilustra, ni de lejos, el verdadero horror, la verdadera tortura a la que son sometidos estos esclavos, sin futuro ni esperanza, mientras tengamos esta mentalidad y estas leyes tan permisivas para con la vejación y discriminación de los derechos de los grandes damnificados de este mundo, los animales.



     Con qué montón de energía me he despertado esta mañana y además el día es precioso, como todos, porque me gusta cuando llueve, cuando hace sol e incluso cuando hace tanto viento que parece que me va a llevar volando hasta la otra reserva que hay más allá de la montaña.
     Tengo unas ganas enormes de jugar con mis amigos, me encanta estar con ellos. Hoy treparemos a los árboles, nos revolcaremos por la húmeda hierba y nos daremos golpes en el pecho para ver quién es el más fuerte, eso sí, sin lastimarnos porque nos queremos un montón, como también quiero muchísimo a mi madre y a mi padre, que están siempre vigilándonos, aunque ellos quieran disimularlo.
     Me gusta vivir aquí, corriendo y saltando de un lado para otro, descubriendo cada día nuevos amiguitos que no son como yo pero sí muy buenos y simpáticos; algunos tienen miedo cuando me ven, porque soy más grande, pero yo no les quiero hacer ningún daño, los veo tan pequeños e indefensos que solo siento que debo protegerlos y cuidarlos.
     Lo que más me divierte es cuando jugamos para ver quién llega más rápido al río, saltamos de liana en liana a una velocidad asombrosa y nos lo pasamos en grande. No importa el ganador porque lo que nos gusta es estar juntos e ir de un sitio para otro. Está todo tan verde y hay tantas cosas por descubrir.
     Nos ha pasado algo curioso hoy, mi padre, que es el jefe del grupo, nos ha hecho estar en silencio durante un rato, se le veía inquieto y algo nervioso así que todos hemos permanecido callados y escondidos tras unas rocas. Al principio no oía nada, pero poco a poco fui oyendo unos sonidos extraños que provenían del otro lado del río. De pronto comenzó un gran alboroto y puede ver como sacaron una especie de palos de hierro de los que salía humo haciendo un ruido ensordecedor. Me dio miedo ese sonido pero me aterró aún más escuchar los gritos de dolor que proferían unas pobres criaturas que iban cayendo ante ellos. Al cabo de un rato, que me pareció interminable, se fueron.
     No entiendo lo que está ocurriendo, todavía es de noche y un griterío enorme nos ha sobresaltado a todos, el ruido llega por todas partes y oigo también ese rugido infernal que ayer salía de aquellos palos de hierro.Todos estamos asustados y corremos de un sitio para otro, qué miedo!. Mi padre, tan valiente como siempre, ha salido a defendernos y ha derribado a una de esas criaturas pero de pronto, y sin que nadie le tocara, ha caído al suelo en medio de un charco de sangre. Mi madre se ha puesto delante de mí cuando estaban a punto de cogerme, pero esos seres  han empezado a golpearla una y otra vez hasta que la han tirado al suelo y allí, pobrecita, aún seguían dándole patadas y clavándole cuchillos. He notado cómo me miraba con ojos de profunda tristeza mientras la vida se le iba escapando por todas las heridas de su cuerpo. Me han agarrado por detrás y me han propinado un fuerte golpe en la cabeza, todo se ha vuelto oscuro... ya no recuerdo nada más hasta ahora que me he despertado dentro de esta jaula.
     No sé cuánto tiempo llevo siendo transportado de esta manera, me duele mucho la cabeza y apenas me dan de comer, pero lo peor de todo es que no tengo espacio para moverme... ¿qué he hecho mal para estar aquí?
     Parece que hemos llegado porque me han sacado de aquella jaula pero para meterme en otra igual de pequeña, tengo los huesos doloridos y los músculos entumecidos de no poder moverme.
     Tras llevar un buen rato aquí mi vista se ha acostumbrado a la poca luz y ahora puedo ver a muchos animales enjaulados, algunos son como yo y la mayoría de otras especies. Puedo ver el miedo reflejado en sus ojos, no me gusta nada todo esto. ¡Echo tanto de menos a mi madre!
     Me han sacado de mi jaula y un ser grandote que parece estar siempre enfadado me obliga a hacer unas cosas muy raras. Nunca había hecho nada parecido y como a veces me salen mal me pega con una porra en los brazos y en la espalda. Me duelo mucho y tengo miedo.
     Cada día es una repetición del anterior, me sacan de la jaula para hacer esas cosas extrañas, donde si me equivoco me golpean y vuelta de nuevo a la jaula... Cómo añoro ir hasta el río con mis amigos cogiéndome de las lianas o poder trepar por los árboles del bosque.
     Hoy todo el mundo está más inquieto de lo normal, me han pintado la cara de colorines, me han puesto un estúpido disfraz y he tenido que salir a un sitio donde había un montón de esos seres, la mayoría más pequeños, chillando y riendo. Cuando realizaba esas cosas que me ordenan hacer se reían más aún, pero yo no entiendo por qué se ríen... me siento tan patético y ridículo.
     Llevo mucho tiempo ya haciendo lo mismo, viajando de un sitio para otro y pasando frío o calor según la época del año, además continúan obligándome a hacer las mismas absurdas cosas de siempre. Todos los lugares son iguales y los que van a vernos se comportan de la misma manera. Lo que más me duele es que apenas recuerdo los ojos de mi madre y las caras de mis amigos.
     Hacía mucho frío hoy y al tener los dedos tan ateridos se me ha escapado una pelota al suelo. Me han castigado golpeándome muy fuerte en el pecho, tan fuerte que me he derrumbado en el suelo y apenas podía respirar. Al ver que no me incorporaba me han dado una patada y me han arrojado a la jaula. El dolor es insufrible.
     Llevo varios días en la misma posición, soy incapaz de poder moverme, mis piernas no reaccionan y me encuentro muy débil. Hace ya tiempo que no me dan de comer pero apenas me acuerdo de que tengo hambre. Los compañeros que tengo en las jaulas a mi alrededor me miran con tristeza. Yo quiero decirles que no se preocupen, que no pasa nada, pero los sonidos no salen de mi boca.
     He perdido completamente la noción del tiempo, ya no sé si es de día o de noche, no puedo abrir los ojos y una extraña sensación empieza a invadirme... El dolor está desapareciendo, qué raro, y mis piernas se mueven ágiles y fuertes como antes y puedo correr, qué alegría. Y también puedo ver a mi madre y a mi padre que me están llamando con los brazos abiertos junto a mi árbol preferido. Voy a poder abrazarles de nuevo... por fin.



    
    
  

4 comentarios:

  1. Recuerdo una vez, un circo cerca de casa, al lado de la puerta de entrada a la carpa estaba la jaula de los osos, unos animales bellísimos, pero su triste y apagada mirada, sólo indicaba el mal cuidado que sufría. La barbarie humana no tiene fin, siempre ideando en beneficio propio sin pensar en lo que con ello puede perjudicar. Es una pena, pertenecer a esta raza que por donde pasa arrasa, dejando destrucción.

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  2. Yo a mis hijas no las llevo a los circos que tengan animales, la verdad es que soy criticada por los de mi alrededor por ello, pero me da igual, a ellas ya las he explicado porque.

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  3. Me encanto tu historia, cuando era pequeña mi padre intento llevarmr a un circo, y al ver los animales grandes asustados, dando vueltas en su jaula me asuste, ahora lo entiendo, un animal salvaje no tiene nada ue hacer en un circo, ellos son de l naturaleza.. Me encanto el relato, nunca involucrare a mi hijo con tanta maldad

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  4. ami por eso nunca me a gustado el circo..la verdad hasta me daban miedo los payasos..xD

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