miércoles, 17 de agosto de 2011

¿Por qué lloran los niños soldado? Parte I. (Artículo)

     Cuando hago un recorrido a través de la historia de la humanidad puedo observar que, como si de un gigantesco letrero de neón se tratara, los personajes que han dejado su impronta de una manera más categórica y contundente en nuestro mundo, atienden a personalidades muy similares entre sí. Sus objetivos,  tan desarrapados como inherentes a la condición humana, han sido perseguidos de forma indolente sin que las distancia o el tiempo hayan supuesto una barrera. La conquista del mundo y la instauración de un nuevo orden, o de una nueva civilización, eran los sueños y quimeras de personajes tales como Alejandro Magno, Aníbal, Julio César, Atila, Carlomagno, Gengis Khan, Napoleón, Hitler y una larga, larguísima lista impregnada en su mayoría por, tal y como lo relatan las crónicas, "grandes" señores de la guerra. Y yo me pregunto, ¿desde cuándo la guerra puede hacer "grande" a alguien? Elevamos en consensuada aquiescencia a la categoría de héroe, mito o leyenda a individuos por su denodada capacidad de sembrar la muerte y la destrucción. Y lo vemos tan normal... Muy "humano".
     Esta es, en definitiva, nuestra desgraciada herencia del pasado y constituye, además, nuestro rabioso presente donde luchas, conflictos, matanzas y barbarie reflejan el lado más grotesco de nuestra personalidad. El futuro aún no está escrito, pero a buen seguro que letras acuñadas con sangre de inocentes serán las encargadas de narrar y atestiguar el sinfín de despropósitos que todavía nos quedan por pertrechar.
     Siempre he escrito que la injusticia e irracionalidad humana no tienen parangón y su límite está, probablemente, muy próximo al esperpento más absoluto, pero cuando además incluimos en esta macabra ecuación el factor niño, la vesania que se desprende como resultado adquiere visos de la obscenidad más execrable. Ese va a ser el tema de hoy, los niños y su demencial protagonismo en ese acto tan genuinamente humano... la guerra.
     La participación de los infantes en conflictos bélicos es una cruel realidad que pasa totalmente despercibida en el mundo, lo cual es muy "lógico" y a nadie debería de extrañar, porque en nuestro "sensible" e "ilustrado" país, por poner un ejemplo, estamos inmersos a día de hoy en la muy preocupante tesitura de si habrá o no huelga de futbolistas el próximo domingo al igual que nuestra atención está completamente colapsada ante los pros y los contras de la inminente llegada a estas tierras de un líder espiritual... como bien puedes comprender la magnitud y trascendencia de estas "preocupaciones" no dejan espacio ni lugar para otras "nimiedades".
     Voy a centrarme ya en el tema que nos ocupa donde puedo asegurarte que, si hay algo muy real y fuera de toda duda, es que los niños africanos son reclutados por ejércitos regulares o grupos paramilitares para la lucha armada. Países como Burundi, Costa de Marfil, República del Congo, Sierra Leona, Somalia, Sudán y Uganda están sufriendo disputas bélicas intestinas donde estas víctimas inocentes se constituyen como tristes protagonistas. Conflictos, por otra parte, interminables, porque la patética realidad de África es que cada vez que se encuentra algo de valor sus habitantes sufren y mueren en la miseria. Lúgubres y funestas causas motivadas por el tráfico comercial de marfil, caucho, oro, petróleo o diamantes con cuya venta propician la compra de armas y la financiación de una nueva guerra civil.
     Los niños reclutados para estos aberrantes despropósitos no supera los quince años, aunque hay datos que confirman que le estupidez no acaba ahí, confirmándose casos, y no pocos precisamente, de chavales de siete u ocho años que son aprehendidos para engrosar las filas de esta estulticia. Se les encomiendan tareas muy variopintas que van desde la carga de armamento, municiones y víveres hasta ejercer de guardaespaldas de sus superiores, aunque más que escoltas los pobres críos se constituirán en auténticas dianas humanas porque ya me dirás, apreciado lector, qué puede hacer o defender un chiquillo de siete años. Lastimoso. Pero no pienses que esta locura ha concluido aquí, en absoluto, lo peor es que son utilizados como avanzadilla para detectar campos minados y así evitar la mutilación o pérdida de un soldado más "valioso"... creo que la mostruosidad no merece más comentarios.
     Más cosas, que esta tétrica historia no termina aún, cuando se les obliga a integrarse a estos grupos es con el objetivo, además, de convertirlos en esclavos sexuales, siendo sometidos a todo tipo de abusos y vejaciones. La peor parte en este apartado se la llevan, como no podía ser de otra manera, las niñas, soportando embarazos no deseados, abortos naturales o provocados, así como constantes anemias y hemorragias. Y lo que es más grave, el padecimiento de enfermedades venéreas o el contagio del VIH debido a las constantes y continuadas violaciones.
     ¿Cuál es la verdadera razón para incorporar niños? Muy sencillo, son baratos y prescindibles, así de simple, al margen de que ofrecen una obediencia incondicional. El modus operandi a la hora de realizar este alistamiento forzoso es siempre el mismo, se procede al secuestro del menor en escuelas, orfanatos, centros de refugiados o barrios marginales. Posteriormente se les envía a campos de instrucción, donde son manipulados en el aprendizaje de tácticas de guerra y tras un breve período de estancia aquí son traladados con celeridad al campo de batalla.
     De forma paralela al enrolamiento forzoso está también el "voluntario", donde niños ingresan en estos ejércitos de la muerte tras haber sido apartados de su familia y verse expuestos a la miseria y pobreza más devastadoras. La quiebra de servicios sociales básicos en materia de salud y educación no contribuyen precisamente a que esta decisión pueda tomar otro rumbo. Todo está en contra, es la eterna maldición de África.
     El dramático desenlace para aquellos que "afortunadamente" logran sobrevivir a este amargo trance tampoco invita al optimismo. La adicción a las drogas es una rémora cruel y despiadada que se abate sobres estas criaturas (recuerda que seguimos hablando de NIÑOS) puesto que son obligados en su fase de "formación militar" a ingerirlas. Sustancias como la cocaína, el crack o la heroína son frecuentemente utilizadas en ellos para que pierdan el miedo a combatir y lleguen a cometer verdaderas atrocidades. Otro factor a tener en cuenta a la hora de enumerar estas secuelas, son los campos de minas que anteriormente he citado y en las que servían de triste escudo humano cuando actuaban a modo de avanzadilla, provocándoles numerosísimas mutilaciones en sus brazos y piernas. Hay un recuento estimativo confirmando que aproximadamente unas 26000 personas mueren cada año producto de la acción de estas asesinas invisibles, ocupando los niños un destacado y vergonzoso lugar en esta macabra lista. Tenemos, además, las consecuencias psíquicas, gravísimas, de todo este padecimiento traducidas en miedo permanente, insomnio, violencia desmedida, sentimiento constante de culpa y temor al rechazo. Tampoco se libran de que su nivel de comprensión de lo que les rodea disminuya, asimismo carecen de pautas de conducta y dado su traumático pasado la jerarquía militar está plenamente internalizada en ellos con todo lo que conlleva.
     El tercer mundo no es, no debería ser un mundo aparte. Desgraciadamente la mayor parte de las impiedades e inmoralidades que se cometen se ceban cruelmente sobre este ya de por sí castigado continente. África ya ha sufrido bastante, ya ha sido suficientemente vilipendiada, ultrajada y vejada para que aún sigamos soslayando con impúdica indiferencia las tropelías que aquí se cometen. BASTA YA de desangrar de forma sistemática a los africanos y sus recursos naturales, los cuales legítimamente les pertenecen. Y nadie, repito NADIE, tiene derecho a robarlos y exportarlos en aras de nuestro bienestar y nuestro desmedido afán de consumismo. Pero las cosas, lamentablemente, no cambiarán, hay demasiados intereses, demasiado dinero, demasiada codicia para que este filón disfrazado de explotación y asesinato vea su fin. Lo que yo sí veo es que la tierra de África tiene un color rojo más acentuado por toda la sangre inocente que se ha derramado sobre ella.


1 comentario:

  1. La raza humana nunca dejará de sorprenderme. En aquellas partes del mundo, donde la vida castiga duramente a todo ser viviente que habita por esos lares, donde la mirada en derredor solo encuentra hambre, desolación, miseria, enfermadades, allí el HOMBRE, nuevamente el mismo, se ceba con sus viles negocios. Prostitución, abusos sexuales y un largo etc de aberrantes actividades que practica en detrimento de sus ya maltrechos congéneres. Cuanto peor es la situación, de ella sacan tajada, sea como sea y venga de donde venga. Desde luego, en mi próxima vida quiero ser mariposa... aborrezco al ser humano cuando no ceso de leer sus horribles atrocidades.

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