lunes, 12 de septiembre de 2011

Una perrera: campo de exterminio, muerte sin remisión

     Cuando me levanto por la mañana y me miro al espejo me cuesta mucho comprender cómo el ser humano puede sentirse tan ufano para celebrar unos juegos olímpicos mientras en otra parte del mundo un niño muere de inanición, cómo puede disfrutar de un mundial de fútbol al mismo tiempo que una persona fallece en otro punto del planeta por no disponer de un medicamento básico para curar una enfermedad tratable, cómo puede sentirse feliz en mitad de una gala en la que reparten unas estatuillas para premiar una película o a un actor cuando millones de animales, inocentes todos, son cruelmente asesinados a diario para satisfacer nuestra depravada codicia, un innecesario consumo o una patética diversión. La especie humana, insolidaria con el dolor y ajena al drama de sus compañeros de viaje, conmemora la Navidad, la Jánuca, el Eid al-Fitr y tantas otras esplendentes celebraciones al tiempo que convive y permite la explotación, el esclavismo, la tortura y el asesinato de seres inocentes, que desfilan ante sus impertérritos ojos en un grotesco y macabro baile de disfraces preñado de vergüenza y muerte. No encuentro palabras ni argumentos para poder justificar tamaña insensibilidad. Creo, desde la más absoluta humildad, que no habría nada que rememorar ni festejar hasta que ningún ser sobre este planeta tuviera garantizada completamente la dignidad así como el respeto que a todos nos corresponde o debería correspondernos desde nuestro nacimiento.
     Mi indignación y mi rabia aumentan sobremanera cuando un país, con sus correspondientes políticos a la cabeza, está henchido de orgullo porque se ha conseguido el título de campeón del mundo en alguna disciplina deportiva o porque algún atleta porta sobre su cuello una medalla de oro olímpica... como si ese título mundial erradicara de un plumazo la hambruna en Somalia o esa presea eliminara definitivamente la caza de focas en Canadá. Me importa muy poco, más bien nada, ese exacerbado patriotismo, a mi juicio mal entendido, que prioriza vanalidades en detrimento de necesidades. No estoy en contra del deporte, pues soy deportista, ni de nada que ensalce las escasas virtudes del ser humano mas no puedo atisbar ni un ápice de ética ni moral en nuestra irresponsable conducta, ¿o es que tú puedes comerte, con la conciencia tranquila, todos aquellos manjares que ponen ante ti en la cena de Nochebuena o cualesquiera otras celebraciones, mientras otros no disponen ni de tan solo un triste mendrugo de pan que llevarse a la boca?  La vida no es justa, el mundo... cruel, de modo que mi arrogancia en este asunto llegará tan lejos como exije mi conciencia.  
     Como lejos llegará mi vehemencia en el tema que voy a abordar hoy... las perreras y lo que sucede dentro de ellas. Voy a vencer la tentación, desagradable por otra parte, de extenderme en escabrosos y horripilantes detalles que he podido ver a la hora de elaborar este artículo, no aportarían nada a la esencia del mismo y por el contrario sí que alimentarían un mórbido e innecesario apetito por lo macabro. Lo que sí me llena de profunda tristeza es averiguar la forma en que tratamos a unos seres bondadosos, fieles y leales que un día cometieron el error de confiar en un ser humano. Compañeros que nos entregaron lo mejor de sí mismos sin pedirnos nada a cambio. Inocentes y cariñosos hicieron de nuestra existencia su centro del universo, alegres y juguetones anhelaban compartir caricias y diversión. Solo querían eso, nada más, ni comidas exquisitas ni regalos costosos, solo amor. Nuestra respuesta... la vil traición, el abandono más obsceno, la muerte sin remisión. Pero la crueldad del Hombre no acaba ahí, ni mucho menos, porque todos aquellos que no tienen un lamentable y tortuoso final tras ser arrollados en una cuneta o son apaleados por unos desaprensivos en un callejón acaban "encarcelados" en un tétrico corredor de la muerte, en una siniestra "milla verde" acusados de un "crimen" por lealtad y condenados por un "delito" de fidelidad. Ni tan siquiera somos capaces de disimular nuestro lamentable despropósito con un final sin sufrimiento, más bien todo lo contrario, porque al echar un vistazo a lo que pasa en el interior de muchas perreras, convertidas en auténticos campos de exterminio disfrazados, nos vamos a encontrar con la impiedad y el horror más absolutos.
     La falta de higiene es costumbre habitual, mezclándose con total irresponsabilidad animales sanos con otros enfermos llenos de parásitos internos o externos; verlos literalmente ahogados en sus propios excrementos es un cuadro dantesco y demencial que se repite con patética frecuencia. La asistencia sanitaria es una utopía. La mala alimentación unida a su escasez es una historia que se produce con inusitada continuidad a pesar de contar con fondos públicos para este menester. Darles de beber agua no potable es una práctica común. Debido a las condiciones de hacinamiento a que se hayan sometidos, estas pueden desembocar en conductas neuróticas provocando movimientos convulsivos así como comportamientos que derivan en el más atroz de los canibalismos. Y para colmo, por si todo lo anterior no fuera suficiente, se les mata indiscriminadamente con paralizantes musculares lo que les produce un final trágico y cruel envuelto en una agónica asfixia, cuando no fallecen congelados por el frío invierno.
     Tras este monstruoso e inmisericorde comportamiento podemos encontrar un elenco de bestias revestidas de carcasa humana que lo propician. Es difícil de creer, pero la piedad, en su vestigio más elemental, se encuentra ausente de estos campos de concentración consentidos y poco investigados para vergüenza de quienes corresponda. No olvides que esas casas de horror están sufragadas con TUS impuestos. También es muy importante que te conciencies para evitar todo este despropósito, y para ello, piensa en primer lugar que adoptar un perro o un gato es una responsabilidad para TODA la vida y NO un capricho pasajero. Una vez lo hayas meditado seriamente y tengas decidido continuar con tu decisión de compartir tu vida con un nuevo compañero, NO COMPRES... ADOPTA.
     Voy a plasmar aquí una serie de empresas que han sido denunciadas por incurrir en las prácticas descritas anteriormente, me gustaría que las tuvieras muy presentes y no olvidaras sus nombres. Creo que los miles y miles de perros así como gatos arteramente asesinados cada año lo merecen. En esta maquiavélica e infernal lista, antítesis por antonomasia a la de Schindler, nos encontramos a Bullyhof, El Xelan, Residencia de las Jaras, CERECO, Don Can, Can 2000, Fiel Amigo (la hipocresía hecha realidad), Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Sevilla, CEPSA (empresa de recolección de residuos), Albergue Provincial de Animales de Cuenca y Protectora Amigos de los Animales de Palencia (con amigos como estos quién quiere enemigos).
     Como he dicho en muchísimas ocasiones y me ratifico una vez más, el cerebro humano tiene un gen defectuoso que lo hace extremadamente dañino y peligroso. Criaturas tiernas y nobles, abnegadas y sumisas, son masacradas con brutal iniquidad. Es difícil de entender que hay en el interior de una mente para albergar este recalcitrante salvajismo, porque lo único que yo puedo ver cuando miro a un perro o a un gato es afecto y amistad. Lo que espero y deseo de todo corazón es que estos mártires del oscurantismo humano puedan algún día vencer en su Ragnarok particular, y descansar por fin y para toda la eternidad en su merecido Valhalla.


1 comentario:

  1. Lo más importante: No Compres, ADOPTA. Vaya mi minuto de silencio y mi dolor infinito y mi más SENTIDO PÉSAME a todas las "personas" que han hecho posible esta trágica y cotidiana realidad que me muestran las fotos de estos perros. A todos los que se "ocupan" de esta manera de cada uno de los animales que se encuentran en "nuestras" perreras de España y del Mundo. Mi más sentido pésame hacia ellos y lo hago más extensivo ... hacia todas las personas que viven cerca de ellos ... lo siento por vosotros. Siento un profundo dolor por todo lo que no véis, por todo lo que jamás comprenderéis y por todo lo que nunca llegaréis a ser. Mi más sentido pésame hacia todas y cada una de las personas que en algún fatídico momento perdieron la noción del amor, de la compasión, de la ternura, de la solidaridad, de la responsabilidad, del bien y del mal. Pésame que ensancho y estiro porque soy generosa y quiero que les llegue a todos mi consuelo...porque entre otras cosas tiene que ser tristísimo vivir siendo uno de ellos. También para vosotros, que un día fuisteis mejores personas, pero la costumbre de ver tanto dolor os anestesió los sentidos ¿Cuándo os pasó? ¿Un día cualquiera? ¿Qué lo causó? ¿Fuisteis conscientes de vuestra propia muerte? No, quizá pensasteis que sintiendo menos erais más fuertes ... también os doy el pésame por eso, porque la persona que menos siente el sufrimiento no es la más fuerte, es la que está más muerta. Además del pésame, quisiera desearos humilde y sinceramente que nunca despertéis de vuestro letargo porque en el mundo ya hay suficiente dolor y si vosotros (todos a la vez) decidiérais despertar y ser conscientes de lo que habéis hecho o dejado de hacer, la mala energía sería tal que no habría sitio para todos y probablemente YO no os cedería ni un milímetro de mi espacio. Al enemigo (muertos en vida) ni agua... M.I.

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